jueves, 12 de marzo de 2009

Y al final del camino...

VIAJE A ÍTACA
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.


Poema de Konstantínos Kaváfis

El camino hacia la Ítaca de cada uno puede ser más o menos complicado. Todo depende de lo que nos encontremos en medio. Yo aún estoy en el principio, y aún no puede decirse que me haya encontrado con grandes trabas. Aunque también debo decir que, a pesar de mi corto recorrido, también he sufrido lo mío: he visto morir a amigos de enfermedades o accidentes, he visto apagarse a mis abuelos y he sufrido por mis amigos y familiares largas enfermedades –algunas de las cuales han terminado mal–.

Hablando de esto me viene a la cabeza una pregunta que José María Perceval –el mismo profesor que tengo ahora– nos planteó el primer año de carrera en otra asignatura muy distinta a la que estoy cursando este año. En ella Perceval nos venía a preguntar cuál sería nuestra reacción con una persona que hubiera matado a un ser querido. Yo, ingenua de mi, dije que me tomaría la justicia por mi cuenta, pues no confío en el sistema judicial (quizá en parte porque mi padre es abogado y sé de qué va el tema o quizá porque estoy harta de leer noticias que nos hablan de las grandes injusticias). Pero por desgracia he tenido que averiguar por mi cuenta que todo lo que dije solo eran palabras, que es muy fácil hablar pero muy difícil actuar. Pro sobretodo ahora sé que no podemos especular sobre nuestras acciones planteadas en un caso hipotético, porque en realidad nunca sabemos que pensaremos i como reaccionaremos ante una circunstancia terrible.

Y digo todo esto porqué hace dos años atropellaron y mataron a mi abuelo. Y aún no se ha fijado una fecha para el juicio. Y yo no he hecho nada de nada. La ley del Talión no está hecha para mí. Eso del ojo por ojo, diente por diente no forma parte de mi educación ni de mis valores y creencias. He comprendido que es imprescindible saber perdonar, pero sobretodo entender que el odio y la venganza solo sirven para amargarse la vida. Es necesario aprender a vivir con lo que nos ocurre y aceptar que de problemas, Ítaca, está llena. Pero hace falta confiar. Necesitamos saber ver lo bueno de la humanidad y tener fe en ella. Quiero ver la parte positiva del camino y no detenerme en cada socavón, enfrente de cada montaña o ante un precipicio.

Quizás la Ítaca de Kavafis sea un poco una utopía, pero nos da ánimos para seguir adelante y hacer con nuestra vida lo que queramos. Yo me quedo con la idea que el autor nos transmite de vivir la vida, de llenarla de experiencias y enriquecerse como persona, porque tal y como decía el famoso grupo catalán
La Trinca en la canción La riquesa:“I al fer el balanç del que has viscut esclati dins el teu taüt una rialla”.

I esta es la filosofía que siempre he intentado aplicarme. Quiero aprovechar al máximo cada momento de mi vida, conocer personas interesantes llenas de sabiduría, explorar nuevos rincones y aprender, sobretodo aprender. Del mundo, de las personas, de la vida, de los acontecimientos. Llenar mi cabeza, mi cuerpo y mi vida con todo lo que ocurre a mi alrededor. Quiero no parar de hacer cosas, porque cuando llegue el final del camino, y me siente a ver todo lo que he andado, sepa que no podría haber hecho más y que no lo podría haber hecho mejor. Que lo he llenado con todo aquello que vale la pena y que jamás tenga que arrepentirme de nada.

Por eso, al pensar en los recuerdos, en la memoria, me viene a la cabeza todas aquellas personas que sufren alzhéimer. No puedo evitar sentir una pena terrible y una rabia incontrolable al saber que tantas y tantas personas van perdiendo, día a día, un poco de su vida. Porque la vida está hecha de recuerdos y de experiencias, y si al final del camino nos quitan lo que somos, ¿Qué nos queda? Por eso digo que se debe vivir el momento, que tenemos que aplicar-nos el ya tan desgastado Carpe Diem y disfrutar de todo lo que nos rodea y de todo lo que Ítaca nos ofrece, nos ha ofrecido y nos irá ofreciendo. Sin más.

2 comentarios:

  1. Sitessss!!

    Aprendre, és la clau!! Jo vull continua aprenent moltes coses, envoltada d egent com tu!

    La cançó de la Trinca no la coneixia, merci per fer-me-la conèixer!

    La justícia ¿Algun dia anirá bé?

    I tu, per què escrius en castellà? Se'm fa raru! xDDDD

    besos!!

    ResponderEliminar
  2. VEO BIEN QUE LO ESCRIBA EN CASTELLANO POR QUE PARA LLEGAR A ITACA HAY QUE RECORRER UN CAMINO MÁS LARGO QUE SOLO CATALUÑA. ES MÁS DEBERÍAS HABER TRADUCIDO LA FRASE DE LA CANCIÓN PUES YO NO LA HE ENTENDIDO Y NO HAS COMPARTIDO TU SABIDURÍA NADA MÁS QUE PARA LOS CATALANES.

    ResponderEliminar